Uno de los estudios más importantes que tiene un médico como ayuda para diagnosticar a un paciente es el análisis de sangre. Por lo regular, es uno de los primeros estudios que se solicitan gracias a que presenta las mediciones en número y tipos de células en la sangre.

La muestra se toma a través de una aguja que pincha la vena del brazo, principalmente, y se procede a llenar un tubo contenedor con la sangre del paciente. Estos tubos contienen un anticoagulante que evita la coagulación de la sangre para que llegue adecuadamente a la zona de análisis.

Debido a este análisis, el médico puede diagnosticar enfermedades si nota alguna alteración en las mediciones que este presenta. También puede darle seguimiento a su evolución y a la efectividad del tratamiento que ha prescrito.

¿Qué afecciones pueden detectarse con un análisis de sangre?

Las principales afectaciones que se pueden ver en los resultados de un análisis de este tipo son la anemia, infecciones y problemas de coagulación, aunque existen otras tantas.

¿Para qué puede servir un estudio de sangre? Bueno, sus usos son muy diversos y dependerán de lo que tu médico requiera, pero a grandes rasgos sirven para confirmar sus sospechas sobre alguna afectación, diagnosticar enfermedades, controlar la evolución de ciertos padecimientos o del tratamiento e incluso pueden realizarse solo como un control anual o semestral.

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